En la revisión matutina de notas educativas me encontré con una que parece estridente y hasta amarilla pero que nos muestra la realidad de muchas familias que intentan la movilidad social de sus integrantes por medio del estudio.
Es un hecho que la educación media superior y superior en el país no es gratuita, la mayoría de los centros educativos públicos piden cuotas para que los alumnos puedan seguir sus estudios. El problema se encuentra en que para un rango de familias en pobreza implica un gasto que no se puede cubrir y que se soluciona parcialmente con las becas.
Así pues estamos ante el segundo caso de un amparo que favorece al estudiante para no pagar las cuotas del bachillerato por una razón de fondo, el estado mexicano debe garantizar la gratuidad de la educación que imparte.
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