Open Educational Resources – Handbook for Educators 1.0

Welcome to the world of Open Educational Resources (OER). This handbook is designed to help educators find, use, develop and share OER to enhance their effectiveness online and in the classroom.

Although no prior knowledge of OER[1] is required, some experience using a computer and browsing the Internet will be helpful. For example, it is preferable that you have experience using a word processor (e.g. Open Office[2] or Microsoft Word) and basic media production software, such as an image editor (e.g. Gimp[3], Inkscape[4] or Photoshop).

The handbook works best when there is some sort of OER you would like to create or make available to others, but it is also useful for the curious reader.

There are several ways to use this handbook, including:
Cover-to-cover, which is intended for newcomers who want to gain an understanding of OER and engage in the whole development cycle (find, compose, adapt, use, share, …) in a real world setting;
Individual sections, as a quick reference for educators engaged in OER development looking for pointers at any stage in the OER development cycle.

You are not expected to be an instructional designer or media production expert to use this book. If you encounter a term with which you are unfamiliar, check the glossary at the end of the handbook for a definition.

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OER Handbook for Educators 1.0 – WikiEducator
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Los rankins de universidades y el mundo de los indicadores (

Adrián de Garay)

Miércoles, 10 octubre, 2012

El pasado mes de septiembre, se dieron a conocer varios reportes de la QS World University Rankings, mismo que nos ofrece un listado y las posiciones que ocupan cientos de universidades en el mundo. Más allá de lo que se puede cuestionar acerca de la “moda” de los “concursos” internacionales por observar quiénes cumplen ciertos indicadores, se trata de información que bien vale la pena apreciar, sobre todo cuando se trata de organismos que procuran hacer un trabajo serio como es el caso que reporto.

La metodología que emplean incluye seis indicadores, a cada uno de los cuales les asignan un peso específico, a saber: reputación académica con un valor del 40% del total, número de citas de las publicaciones de los académicos (20%), número de alumnos por profesores (20%), la reputación de la institución entre los empleadores (10%), proporción de estudiantes en movilidad internacional (5%), y proporción de académicos en movilidad internacional (5%).

Como puede verse, el llamado índice de reputación académica es la pieza central del QS World University Rankings, se usó por primera vez en el año 2004 y es el componente que atrae el mayor interés y escrutinio, es el aspecto que diferencia a este ranking de otros.
Los indicadores se basan en parte en datos duros y en parte de información obtenida a partir de dos grandes encuestas mundiales – uno de los académicos y otro de los empleadores. Según los responsables de construir el ranking, las encuestas son importantes porque con la evaluación de pares se logra matizar el tamaño de las instituciones, así como los campos de conocimiento que maneja cada una y evitar sesgos hacia un “modelo” de universidad a cumplir. De hecho, quienes respondieron a la encuesta académica se identifican con la investigación de excelencia, tanto en inglés como en su idioma nativo, lo que evita también un sesgo hacia revistas reconocidas internacionalmente publicadas en inglés.

Si consideramos exclusivamente el índice de reputación académica para el caso de América Latina, de un total de 200 instituciones aparecen dentro de las primeras 50 once mexicanas, once brasileñas, cinco chilenas, nueve argentinas y cinco colombianas.
Destaca la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que ocupó el primer sitio en este indicador del QS World University Rankings. Un resultado esperable, que confirma la fortaleza de la “máxima casa de estudios” en la región. En segundo sitio lo ocupa la Universidad de Sao Paulo, el tercero la Universidad de Buenos Aires, el cuarto la Universidad de Chile y el quinto la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Del resto de las diez instituciones mexicanas ubicadas en los primeros cincuenta lugares, aparecen siete instituciones públicas y tres instituciones privadas, lo que manifiesta el destacado papel que llevan a cabo varias instituciones públicas nacionales y algunas privadas. Dentro de estas últimas aparecen el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, el TEC, en la posición 12, el Instituto Tecnológico Autónomo de México, el ITAM, en el “lugar” 28, y las Universidad Iberoamericana en la posición 39. Tres instituciones distintas por su origen, su tradición, su tamaño y su presencia nacional.

De las instituciones públicas, después de la UNAM, le sigue la Universidad Autónoma Metropolitana en la posición 20, la Universidad Autónoma del Estado de México en el “lugar” 24, y el Instituto Politécnico Nacional en la posición 33. Esto es, de las cuatro instituciones de educación superior públicas mejor colocadas en el ranking latinoamericano tres corresponden a establecimientos de carácter federal, signo inequívoco de que los prestigios y fortalezas de nuestras instituciones siguen concentrados en instituciones que se ven ampliamente favorecidas por el financiamiento que reciben del gobierno federal, y además por ubicarse en la ciudad de México.

Las otras instituciones públicas que aparecen dentro de las primeras cincuenta en América Latina son la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en la posición 34, el Colegio de México en el “lugar” 40, la Universidad de Guadalajara en el “lugar” 43, y la Universidad Autónoma de Nuevo León en la posición 46.

Llama la atención que no aparezcan dentro de las primeras 50 instituciones algunas universidades públicas estatales mexicanas que son ampliamente reconocidas por su importante prestigio académico, como son la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma de Baja California, la Universidad de Colima y la Universidad Autónoma de Yucatán.

En el contexto de la creciente internacionalización de los sistemas de educación superior, donde lo que predomina es la obtención de buenos indicadores de calidad, bien valdría la pena que nuestras instituciones nacionales revisaran la evaluación que llevan a cabo organismos que gozan de amplia reputación mundial, como es el caso de la QS World University Rankings.

 *Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

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